Capítulo I

DE CÓMO EDUARDO HUANG APRENDIÓ A VOLAR
(INTÉNTENLO EN CASA Y VERÁN QUE NO ES TAN FÁCIL)


Aquí os cuento mis progresos vampiros.

Chupar sangre es fácil. Incluso hacer sangrar a los demás es fácil. Volar, sin embargo, trae tarea.



Eso lo hago yo "con la punta de la polla", como dice mi profesor de Religión.

Primero hay que hacer algo de ejercicio.


El Ayuntamiento de Madrid ha puesto estos cacharros para que los "viejecitos" se ejerciten. Yo lo uso para poner a punto mi capacidad de vuelo.

Luego subo aquí.



La biblioteca de Usera. Se llama José Hierro. Dentro hay libros y personas y comics. También hay clases de chino.
Yo no voy nunca. Soy chino y se da por hecho que chino sé. "No tengo ni puta idea", como dice mi amigo Miguel.

Esta foto la he tomado desde el ascensor, para que apreciéis la altura a la que estoy subiendo para volar.


Esta otra, también sirve para dicho propósito.
Esta alto "de cojones".

Y entonces cierro los ojos, pienso en mi abuelo, el gran Pei Chi Huang, y me tiro.

Sobrevuelo a los latinos, que, como puede verse, están siempre bailando.

Luego tomo carrerilla en esta calle:


Y empiezo a ir rápido, casi a ras de suelo. Los userinos suelen quedarse con la boca abierta. Pero no llaman a la policía porque la policía siempre está en Usera.

Vuelo rápido.


Y más rápido aún:


Hasta que encuentro algo que me hace ir más rápido aún:


No, no son señores en paro mirando el suelo y pensnado en matar a los "putos chinos" que conquistan su barrio.

No, es la Iglesia. Mi enemiga.

Vuelen en casa y verán como yo soy un vampiro de verdad y ustedes simples esclavos de la gravedad.